La ganadora de la Medalla Carnegie empezó a amar la literatura con las fábulas criollas

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Elizabeth Acevedo nació en Nueva York, pero tiene claro que sus raíces son dominicanas. Tanto así que no creció con los típicos cuentos de hadas como una niña normal en Estados Unidos. Su infancia estuvo más inclinada a aquellas historias de la cultura dominicana que les narraba su madre.

Leyendas como la Ciguapa, o anécdotas del campo de su progenitora siempre la acompañaron en sus primeros años en los que fue heredando la sabiduría de su mamá al contar relatos.

“Yo me críe con los cuentos de mi mamá. Cuando me preguntan cuáles fueron mis inicios digo que no me crié con mucho Disney ni cuentos de hadas. Mi mamá era campesina y mi abuelo tenía yeguas, plátanos; tenían un lugar donde crecía un poco de comida, era suficiente para lo que ellos necesitaban… Yo nunca me sentí que no tenía conexión, a mí me daban lo que yo necesitaba para saber cómo soy y de dónde yo soy”, comentó la escritora “bestseller”.

Ahora no sale del asombro después de haber ganado la Medalla Carnegie por su primera novela “The Poet X”, el mérito más importante de la literatura infantil en Reino Unido.

Con este no solo marcó su historia personal, también venció estereotipos.

Su nombre estará plasmado como el de la primera persona de tez no blanca en ser galardonada en los 83 años de creación de la distinción.